jueves, 29 de mayo de 2008

Egberto Gismonti (1947 / ...)


Nació en Carmo, Río de Janeiro, el 5 de diciembre de 1947.

De familia de músicos, empezó a tomar clases de solfeo y de piano a los cinco años. Poco después, también empezó a estudiar flauta y clarinete, y ya de adolescente, aprendió a tocar la guitarra.

A los ocho años empezó a estudiar piano con los maestros brasileñoas Jacques Klein y Aurélio Silveira en un aprendizaje que duró 15 años. Por decisión personal se trasladó a Nova Friburgo, cerca de Rio, dónde se especializó en el conservatorio.

Por dependencia familiar, Egberto trabajaba el piano clásico por la tradición clásica de su padre, y la guitarra para complacer a su madre, italiana, que era muy aficionada a las serenatas.

A los 20 años fue premiado con una beca para proseguir sus estudios clásicos en Viena, beca que rechazó pues ya entonces se mostraba muy interesado en una vertiente más popular de la música.

En un intento de transponer la calidad polifónica del piano a la guitarra, se hizo fabricar a medida guitarras de 10, 12 y 14 cuerdas, y desarrolló una especial técnica personal para dos manos.

En 1968 su composición O sonho (El Sueño), arreglada por el mismo para una orquesta de 100 músicos, provocó enorme entusiasmo y ha sido grabada en 18 ocasiones por músicos de todo el mundo.

Poco después, dejó Brasil para trasladarse a París, dónde se convirtió en orquestador y director de la cantante francesa Marie Laforêt durante año y medio. Resultó decisivo para su trayectoria ser discípulo de los maestros Jean Barraqué, Anton Webern y Nadia Boulanger, terminando por realizar trabajos de consultor para Ygor Stravinsky.

La influencia de estos maestros vino a fortalecer el sedimento musical brasileño de la cultura musical propia de Gismonti, que ya estaba muy influenciada por tradiciones musicales indias y mestizas. Su interés por profundizar en las raices de la música autóctona brasileña la hace volver a Brasil en 1971.

Antes, en 1969, ya había publicado su primer disco, Egberto Gismonti, junto al compositor de bossa nova Paulo Sérgio Vale. En este año se presentó al Festival de San Remo en Italia. En 1970, hizo una turné por Europa, grabó dos sencillos en Francia, un LP en Italia, otro en Brasil (Sonho 70), y un LP más en Alemania (Orfeu Novo).

Antes, en 1969, ya había publicado su primer disco, "Egberto Gismonti", junto al compositor de bossa nova Paulo Sérgio Vale. En este año se presentó al Festival de San Remo en Italia. En 1970, hizo una turné por Europa, grabó dos sencillos en Francia, un LP en Italia, otro en Brasil, Sonho 70, y un LP más en Alemania, Orfeu Novo.

En 1971, de vuelta a Brasil, se establece en Rio, y realiza varios conciertos po9r el país. siendo incluídas sus composiciones en las películas A Penúltima Donzela, Confissões de Frei Abóbora y Em Família.

En 1972 graba Água e Vinho junto al poeta Geraldo Carneiro, y en 1973 con la formación "Egberto Gismonti e Adademia de Danças", tres discos para EMI, el último de los cuales supondrá un giro hacia un mayor trabajo instrumental.

Con temas de 25 minutos y una grabación muy cara con sintetizadores y orquesta, recibió una nota de EMI diciendo que sería el último disco de su carrera. Sin embargo, obtuvo el galardón de Disco de Oro en Brasil.

En 1974 acepta una invitación para dar un concierto en Berlin para el que invita a Hermeto Pascoal y Naná Vasconcelos. Durante este viaje conoce al presidente de ECM, Manfred Eicher, quien le invitaría en el 75 para grabar con ellos.

Desconociendo la importancia que a la larga íba a tener este sello, va posponiendo el proyecto hasta finales del 76, cuando acepta pensando que va a grabar con su grupo "all-stars" compuesto por Robertinho Silva en la percusión, Luis Alves en el bajo y Nivaldo Ornelas en el saxo y la flauta.

Pero la altísima tasa de salida de Brasil que el gobierno de la dictadura militar había impuesto de 7.000 dólares, hace que se decida a emprender el proyecto él sólo.

La casualidad quiso que encontrara al genial percusionista Naná Vasconcelos durante un viaje por Noruega, al que contó el proyecto y quien aceptó sin demasiado entusiasmo. El resultado fue su aún hoy muy repurado disco Dança das Cabeças, aunque inicialmente provocó todo tipo de controversias y desubicaciones, debido a lo inclasificable de su música.

En Inglaterra fue galardonado como mejor disco pop. En Estados Unidos como mejor disco de música de folklore extranjero. En Alemania, como gran obra de música clásica.

Dança das Cabeças cambió la vida de ambos. A partir de entonces Naná era requerido desde cualquier lugar del mundo para grabaciones y conciertos. Egberto, sin embargo, volvió a Brasil y se dedicó a investigar en la música de la Amazonia, cosa que ya había hecho en profundidad Vasconcelos con anterioridad a él. Su interés por la música de los indios le llevó a pasar periodos en la selva viviendo en tribus.

Dos años después grabaría también en ECM Sol do Meio-Dia junto al saxofonista Jan Garbarek, al percusionista Colin Walcott, y al guitarrista Ralph Towner, con amplia aceptación internacional. De su siguiente disco, Solo, grabado al año siguiente, sólo en EE.UU. se venderían más de 100.000 copias.

En 1981, de nuevo en ECM, graba Magico de nuevo con Jan Garbarek y Charlie Haden. El trio realizó una amplia tourné por Europa que culminó con la grabación de Folksongs.

Este mismo año graba con su formación Academia de Danças, con Naná en la percusión, Mauro Senise al saxo y la flauta, y Zeca Assunção al bajo, el disco doble Sanfona.

Con Vasconcelos grabaría de nuevo en 1985 Duas Vozes. En 1989 grabó Dança dos Escravos y en 1990 Amazonia.

Después de una gira por Estados Unidos, graba en 1990 Infância, junto a Nando Carneiro en la guitarra y teclados, Zeca Assumpção en el bajo y el chelista Jaques Morelembaum. Con este mismo grupo grabó en 1993 Música de Sobrevivência.

En 1997 graba junto a la Orquesta Simfónica de Lituania el disco Meeting Point. también para ECM. Antes, en 1996, de nuevo junto a Nando Carneiro y Zeca Assumpção, había grabado Zig Zag.

En el campo de los negocios, fundó el sello Carmo con el que ha realizado proyectos en colaboración con ECM.

La valoración de este multiinstrumentista y compositor, marcado profundamente por la música de Villa-Lobos, pero también por las raices de la música brasileña, del choro a la batucada, pasando por la música de los indios amazónicos, y terminando en los nordestinos forró, frevo y baião es ampliamente reconocida a nivel internacional.

Gismonti captura la complejidad del alma brasileña, a veces de forma primitiva, a veces sofisticada, y la proyecta con una visión muy personal dónde están presentes sus muchos años de formación clásica, (en ocasiones se detectan influencias en conceptos de orquestación y acordes vocales de Ravel), y dónde el papel del jazz juega un papel fundamental.

miércoles, 21 de mayo de 2008

El novio del olvido (2)

Homenaje a Jorge Dalto

"El hombre de la boina y el tapado negro", así lo conocían por ahí. Abrazando su música llegó muy lejos, pero nunca olvidó a su Roque Pérez natal.

"La vida es bella ahora.... porque yo sé.
La vida es nacimiento ahora...
Porque cada día vale más...
La vida es real ahora...
Porque el misterio aún está allí afuera..."


JORGE DALTO, 1º de noviembre de 1985, NEW YORK.
Con su presencia era imposible pasar desapercibido, con su tapado que le llegaba hasta los pies, solo podía verse su rostro. Ojos oscuros como la noche y pequeña barba que rodeaba su boca hasta confundirse con los bigotes. Debajo de la boina se podía ver su pelo lacio, negro y muy fino. Sus manos eran delgadas y de dedos largos, eran manos de pianista.
Nació un 8 de julio de 1948 en Roque Pérez. Su madre Porota era fanática de la opera. Su padre Lelo era bandoneonista y tanguero; no puede negarse que había nacido entre la música.
Se inicia en el mundo de la música, estudiando violín con quien fuera su maestra: Rosita Tagliafico.
Luego se inclinó, a lo que después seria su amor y su compañero, el piano; su maestra fue Angela Luders.
Corría el año 1958, cuando su familia decide emigrar hacía la "gran metrópolis" Buenos Aires. Ya a los 15 años deleitaba con su piano en algunos Night Club de la ciudad.
Para él la familia era la base fundamental para todo ser humano, sus familiares lo definían como muy familiero, cariñoso y con una pasión y un amor inquebrantable por su abuela Emilia.
Pero además de su familia había otro gran amor del que nunca se despegaría, la música, el piano y esa gran necesidad de expresar los sentimientos a través de ella.
A los 21 años toma la dura y gran decisión de buscar nuevos horizontes, sintió que los caminos que le brindaba su país no eran suficientes para demostrar lo maravilloso que podía ser frente a un piano.
En esa nueva búsqueda e imperiosa necesidad de dar a conocer lo que sólo él podía hacer con la música, emigra a la tierra cuna de maestros del Jazz y ritmos Latinos: Estados Unidos.
Como lo define su hermano, Juan Carlos Dalto, él fue un ejemplo de perseverancia y vocación. Así fue como su música recorrió el mundo; haciendo conocer su nombre y nunca olvidando su fanatismo y su inmenso amor por el lugar que lo vio nacer: Roque Pérez.
Jorge Dalto (1948-1987)
Músico / Pianista
Nació el 8 de Julio de 1948. En Roque Pérez.
A fines de 1973 se integra a la comunidad Latina para tocar Salsa. Comienza a tocar con las orquestas de Machito y Tito Puente.
En 1975 con la banda de Machito Puente grabó junto a Dizzy Gillespie, para el álbum "Afro Cuban Moods" que fue nominado para el premio Grammy.
En 1976 toca en la banda de George Benson, participando en el álbum "Breezin", donde Jorge Dalto se destaca con su original solo en el tema "This Mascarade", que obtuviera ese año el premio Grammy.
Intervino como sesionista en álbumes de Flora Purín, Spyro Gyra, Paquito D?a Rivera, Djaban, Eddie Daniels, CarmenMC Rae, Rubén Blades entre otros.
Cuenta con una larga serie de trabajos discográficos como solista dirigiendo su propia banda.
El único álbum de Jorge Dalto grabado y editado en la Argentina, es "Jorge Dalto, Sólo Piano".
Jorge Dalto, falleció en el año 1987 a los 39 años.
El 23 de noviembre de 1995, el Consejo Deliberante de Roque Pérez aprueba el proyecto, por el cuál el pueblo honra a Jorge Dalto, nombrando al acceso alternativo Aussedat, Acceso Jorge Dalto.
Fue admirado por otros músicos como Mario Marzán, que lo definió como un pianista de escuela clásica que volcaba todo su bagaje musical a la música popular.
Sus colegas lo ubican entre los grandes maestros de la música Argentina, que emigraron y se destacaron en otros países, como Lalo Schiffrin y Bembaun, entre otros.
A fines del año 1973 se integra a la comunidad Latina, en Estados Unidos, con el deseo de tocar salsa. Participó con figuras de la música como: Machito y Tito Puente, Dizzy Gillespie, George Benson, Flora Purín, Spyro Gyra, Paquito D?a Rivera, Djavan, Eddie Daniels, Carmen Mc Rae, Rubén Blades entre otros.
Formó su propia banda denominada: "Sexteto Interamericano" y recorrió el mundo llevando su música, logrando un reconocimiento merecido a la altura de los grandes de la música.
Pero, paradojicamente el nombre de este gran maestro del piano sigue siendo extraño en su país, incluso poco conocido en Roque Pérez, su lugar de origen.
"Sólo Piano" es el único trabajo discográfico suyo editado en Argentina, grabado aquí en el año 1983, en el último viaje que realizó.
Las paradojas de la vida suelen ser increíbles. Quizás su gran honestidad, su imperioso espíritu bohemio y su inexistente sentido de lo comercial, mezclado con los mezquinos intereses discográficos de su tierra, hicieron que su trayectoria aquí resulte poco conocida. Aunque su gran deseo fue tocar y hacer conocer su música en su lugar, como lo expresara él en una entrevista que le realizó Radio Rivadavia allá por el año 1983.
De pie al nombrarlo, silencio al escucharlo, a un grande que nunca olvidó su origen, pero su pueblo se olvido de él.
Jorge Dalto, un genio de la música, un hombre que hacía que su piano hablara, que llevó sus ritmos salseros, su jazz y su origen por donde fuera.
Jorge Dalto, un hombre que quizás se parezca a muchos, que la peleó de pequeño, que se jugó su última moneda al apostar por lo que más amaba, que se enfrentó a todo y a todos peleándola por mostrar lo que sabía hacer, y vaya que lo sabía y que lo logró. Vaya que fue un ejemplo de perseverancia y vocación.
Hace más de veinte años que no está entre nosotros, y este es un homenaje al gran músico y al gran hombre que no pudo ser profeta en su propia tierra.

jueves, 8 de mayo de 2008

El brillante sistema xul solar




ALVARO ABOS.

Pintor, dibujante, astrólogo, inventor, metafísico, músico, lingüista, titiritero, arquitecto, diseñador, creador de un mundo plástico inclasificable, cruzado por enigmas cabalísticos y secretos esotéricos, Xul fue un personaje clave para la cultura de Buenos Aires. La gran exposición que se exhibe en el Malba, titulada "Xul Solar. Visiones y revelaciones", permite re-visitar (o ingresar) al planeta Xul.

Oscar Alejandro Agustín Schulz Solari (1887-1963) se re-bautizó a sí mismo, en el arte, como Xul Solar, por adaptación de sus dos apellidos: el Schulz se convirtió en Xul y el Solari en Solar. Pasó por la historia del arte argentino como un cometa. No tuvo antecesores ni dejó discípulos. Pero limitar a Xul Solar al espacio del arte sería empobrecerlo. Xul "se sale" de la pintura por todos los costados. Esa cualidad polifacética es el núcleo de la biografía que le he dedicado, Xul Solar. Pintor del misterio, en la que traté de explicar la diversidad en la formación, los saberes religiosos y profanos de Xul así como en las fuentes de su fabulosa creación artística. Múltiple fue también el ser humano Xul, un hombre a la vez carismático y reservado, universal pero inconfundiblemente argentino.


El Delta y la cárcel

Era hijo único de un ingeniero de Riga (Letonia), de quien heredó un precoz interés por la técnica, y de una madre ligur. Alejandro Schulz padre trabajó muchos años como ingeniero en la Penitenciaría Nacional de la avenida Las Heras. Esa mole carcelaria se alzó durante casi un siglo en el corazón del Barrio Norte porteño, hasta su demolición en 1963, e inspiró obras artísticas y literarias. Don Isidro Parodi, personaje inventado por el escritor H. Bustos Domecq (seudónimo de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares) solucionaba enigmas desde una celda de la Penitenciaría. En la obra literaria de Borges, tanto en sus poemas porteños como en algunos de sus cuentos, aparecen con frecuencia los muros amarillos de la cárcel. Xul Solar y Jorge Luis Borges, amigos, compañeros y casi hermanos, fueron vecinos e incansables caminadores de aquella zona de Palermo que algunos llamaban Tierra del Fuego por esa presencia carcelaria, que introducía en Buenos Aires el recuerdo del legendario penal de Ushuaia. En las acuarelas de Xul (salvo algunas témperas, toda la obra de Xul es acuarelística) el perfil de esa fortaleza, toma la forma de enigmáticas torres, almenas y ventanas enrejadas. Son uno de los tantos símbolos, junto con las banderas, las serpientes, las cintas, o la enigmática X, que a veces era un signo, además de una firma. Pero Buenos Aires, en los cuadros de Xul, no sólo era la Penitenciería, paradójico símbolo en uno de los artistas más libres que hayan existido. Otros paisajes, climas y visiones de la ciudad llenan su obra: el Tigre donde nació y donde volvió para morir como había vivido, con dulzura, creando hasta el último minuto.Y la ciudad moderna, la ciudad del futuro, quizás soñada y también identificable.


El Viajero

Tras cursar dos años de la carrera de arquitectura e iniciarse en el arte sin maestros, Xul, a sus 25 años, se embarcó rumbo a Londres. El viaje no fue, como dice la leyenda que el propio Xul a veces fomentó, una escala hacia el Oriente. Xul iba a Europa, como otros jóvenes pintores argentinos, a formarse. Entre 1912 y 1924 deambuló por un continente convulsionado por revoluciones, estéticas, políticas y sociales, incluida una guerra sangrienta. Se empapó de arte antiguo y nuevo, frecuentó la vanguardia parisina de Picasso, Apollinaire y Modigliani. Xul "paraba" en Zoagli, un pueblito de la Riviera Lígure, pero vivió largas temporadas en París, en Florencia, en Londres, en Munich, a veces en compañía de otro cachorro de argentino universal: Emilio Pettoruti. Amigos de hierro, unidos por el afecto y por la sed de lo nuevo, Pettoruti y Xul Solar eran muy distintos: el artista de La Plata, consagraba cada minuto de su vida a la faena pictórica, mientras que Xul, aun siendo riguroso en su disciplina, perseguía otros horizontes espirituales y hacía del arte un elemento central pero no único de su búsqueda. Pettoruti y Xul volvieron juntos en 1924. Pettoruti, a partir de la célebre exposición de ese año en la galería Witcomb, cuando sus cuadros cubistas provocaron un resonante escándalo, no dejó de polemizar y de intervenir en la vida cultural. Xul, en cambio, una vez disuelto el grupo de la revista Martín Fierro, en la cual colaboró intensamente, se refugió en el trabajo solitario, pero sin pausas. Es imposible, por su dispersión, estimar cuántos cuadros pintó, pero quizás rondan el número de mil. Sin embargo, expuso poco en vida. Puso toda su energía en la obra y no en la difusión.

Xul fue un aventurero espiritual: viajó por el mundo, por las religiones, el ocultismo, los lenguajes, la música y la invención. Lo había iniciado en el esoterismo uno de los ocultistas más populares y controvertidos, el inglés Aleister Crowley (1875-1947) conocido como "la Bestia", cuya faz ilustró a comienzos de la década del 60, la tapa de un álbum de Los Beatles, lo que llevó a su redescubrimiento. Crowley, que como escritor había interesado a Fernando Pessoa y a William Somerset Maugham, era para sus detractores —y los tenía en profusión— un charlatán y pervertido. Para sus partidarios, era un líder espiritual. Crowley, con quien Xul Solar se cruzó en Londres y en París, lo entrenó en la exploración de visiones interiores.

Xul Solar estudió la Cábala, el Corán, I Ching, el Tarot, las leyendas celtas y la Edda Mayor así como las fuentes del hinduismo y del budismo. Leyó a los grandes autores de la literatura mundial cuya obra se relacionaba con las enseñanzas herméticas, desde Dante Alighieri, el autor de la Divina Comedia, jefe de la asociación templaria Fede Santa, a William Blake. Pero también frecuentó a Swedenborg, Milton, Goethe, Narval, Poe, Baudelaire, Mallarmé. La oceánica curiosidad de Xul Solar ("cuanto más sé, más quiero saber", confesaba) lo llevó a interesarse en los cultos de la América precolombina. Ese trasfondo religioso es visible en acuarelas como Tlaloc, en sus lecturas pictóricas del Tarot y en versiones a veces irónicas y siempre luminosas del Zodíaco. La astrología, la magia, la alquimia, esos mundos que han producido tanta cháchara, en Xul abren caminos donde transitan la poesía, el humor y la alegría de vivir. Xul Solar es un artista tónico: da energía y reconstituye el ánimo.


Pintor de Buenos Aires

A su regreso de Europa, Xul Solar se convirtió en uno de los animadores del gran momento cultural de la ciudad, cuando, alrededor de la revista Martín Fierro, y bajo el ímpetu de Jorge Luis Borges, se reunían escritores y artistas talentosos e irreverentes. Se entrelazaban vanguardias artísticas y torrentes revolucionarios, doble vertiente a la que aportaban poetas como Raúl González Tuñón, novelistas como Roberto Arlt, y pintores como Antonio Berni, Emilio Pettoruti o Lino Enea Spilimbergo.

En la biblioteca de la pequeña casa de la calle Laprida 1214 —donde hoy funciona el museo dedicado a su memoria—, como en una nueva Alejandría, se acumulaba la sabiduría del Oriente y del Occidente. Xul Solar fue un americanista orgulloso. Inventó la bandera de América latina, con los colores del arcoiris. Señales quedaron en sus obras y en una de sus grandes pasiones: la investigación e invención de lenguas. Xul creó la panlengua, una suerte de esperanto o idioma universal, que no tuvo tiempo de desarrollar, pero sobre todo el neocriollo, que es un portuñol avant-la-lettre, idioma en el cual llegó a escribir bastantes páginas y hasta lo dotó de una gramática. Lejos de ser el juego de un erudito, el neocriollo era un instrumento que Xul usó para integrar el lenguaje escrito a sus cuadros, en los que abundan las leyendas que dotan a la obra de sentidos, y a veces de enigmas. El neocriollo, esa mezcla de español y portugués, con algunas gotas de guaraní —otra lengua en la que se interesó— fue una de las geniales anticipaciones de Xul Solar que en tantos campos supo avizorar el futuro. Las invenciones de Xul como el panajedrez, el sistema duodecimal, sus planos para una ciudad ideal, y sus títeres, así como el fútbol múltiple, jugado en diversas zonas de una cancha, el receptor radial o telefónico adosado al cráneo, y otras creaciones, han sido incorporados a la vida por los medios de comunicación, la televisión, el cine, la historieta, la publicidad, y diversas ciencias. La invención en Xul Solar era una forma de su fantasía creativa. Inventar era poetizar. Sus grafías, el uso de signos, letras, números combinadas con colores, son hoy moneda corriente en el arte gráfico y el diseño periodístico e industrial: todos somos discípulos de Xul, incluso quienes no lo conocen.


Lo alto y lo bajo

Xul sabía inglés, francés, alemán, italiano, portugués. hasta un total de ocho lenguas. Pero, esa capacidad de expresión no era sólo fruto de su memoria prodigiosa: Xul Solar fue un hijo del multilinguismo de Buenos Aires a fines del siglo XIX. En el Tigre donde nació y en los barrios donde pasó su infancia, escuchaba la ensalada lingüística porteña. Su padre hablaba el alemán de Riga, esa ciudad del Báltico que era la joya del Sacro Imperio Romano Germánico, aunque estuviera durante siglos bajo dominio ruso. La madre hablaba el toscano, es decir el italiano, y el xeneize. Ya hombre maduro, Xul pasó dos semanas internado en el hospital Fernández, por una operación, y como su vecino de cama era ruso, comenzó a dialogar con él, luego le pidió a Micaela Cadenas, esposa de Xul, un diccionario castellano-ruso. Salió del hospital hablando un nuevo idioma.

En sus experiencias, Xul integraba lo alto y lo bajo, lo exquisito y lo popular, el conocimiento y la creación. Hombre de su tiempo, estaba a gusto con su prójimo y podía compartir sus saberes con personas sencillas: sabía mucho de antiguas religiones hindúes, egipcias o chinas pero también vendía horóscopos, enseñaba filosofía o historia del arte universal, pero difundía sus creaciones en revistas populares como "¡Coche a la vista!" "Mucho Gusto", lo que, de paso, le permitió preservar su libertad creativa de los mecanismos del mercado, al que toda su vida vivió ajeno. Salvo algunos críticos que apreciaron su arte, en general, la Academia no le prestó gran atención en vida, considerándolo un excéntrico. La popularidad adquirida en las últimas décadas por la obra pictórica de Xul y su aceptación en el mundo del galerismo y la museografía, no deben ocultar que, en vida, Xul fue negado mil veces. Claro que con "hinchas" como Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal o Macedonio Fernández, ¿qué más?

Xul Solar ¿fue cubista, expresionista, simbolista? Pero, ¿qué importa? El mismo fue escéptico ante las etiquetas. Construyó una obra pictórica original que escapa a las clasificaciones, a la vez revolucionaria y arcaica, poblada de rascacielos, escaleras, torres, banderas, inscripciones y en la que se despliega una ciudad que es al mismo tiempo fortaleza gótica, casa de muñecas, cruce de laberintos pero también una Buenos Aires única, la ciudad de la fantasía y de la vida cotidiana, la ciudad de Xul.

martes, 6 de mayo de 2008

La profetica vision de H.G.O.





En boca de unos de los personajes iniciales de la celebre historieta "El eternauta" puede leerse ,en 1957, el anticipo de una de las etapas mas oscuras de la historia LATINOAMERICANA. Se trata del cuadro ubicado en el extremo izquierdo, en que LUCAS , "el empleado bancario loco por la electronica", tal como lo definiria Juan Salvo, su amigo, expresa la conmocion que siente al asimilar la "desaparicion" de la gente que el conocia. Años mas tarde E.R.Videla, en una famosa entrevista televisiva, se encargaria de definir la condicion de "desaparecido" utilizando las mismas palabras. Metaforas al margen la realidad supera a la ficcion: el mismo H.G.O. sentiria en carne propia su guion y la desarticulacion del heroe colectivo en manos de las fuerzas invasoras.

DIGANLE- L.A.Spinetta



Hoy después de un largo polo

todo se habrá ido y es que tengo

que salir a volar hacia un nuevo cielo

y me voy de mi cuerpo.


Ah... en la montaña o en la city


van a llamar

van a ver puertos de barro


y yo me voy de tus ojos al mirarlos más

y el desierto borrará todas las memorias

la data de la madre final

se seguirá imprimiendo

en un banco de niebla.

ah... y si el alud se precipita

voy a dormir


oirán un ruido en otro cuarto


como el de un mamut que va a nacer


si está despierta den la vuelta destápenla


tiene una lágrima sola y así el mar


se cae y pronto olvidará


diganlé... diganlé...


diganlé... diganlé...

Diganlé que vaya a buscar

a su amigo eterno

todos con sus fibras de láser

sigan la mañana sin contar cada día.

Ah...es tan temprano

que no tengo más sueño

ya las melodías se han ido

y yo me voy de tus manos como viento.

lunes, 5 de mayo de 2008


Aniversario de Oesterheld

JUDITH GOCIOL

La historieta argentina tuvo a un artista que le dio palabras y a otro que le puso contraluces: hoy el guionista Héctor Germán Oesterheld -asesinado durante la dictadura, como sus cuatro hijas- cumpliría 80 años. Era de 1919, el mismo año que el dibujante Alberto Breccia, con quien llevó al género a su época dorada. Breccia, nacido en Uruguay y criado en Mataderos, murió en 1993.

En los años 50, la mitad de los ejemplares de revistas que se imprimían eran de historietas. Entre las cerca de 70 publicaciones nacionales que circulaban hubo dos que le dieron madurez al género: Hora Cero y Frontera, creadas por Oesterheld.

Fue justamente el guionista quien convocó al dibujante. "Hay un preciso momento en que -acaso sin saberlo- Breccia se sorprenderá buscando, dará un paso en una dirección cualitativamente diferente y, a los 40 años, abrirá una puerta definitiva. Es cuando tropieza con los textos de Oesterheld", indica Juan Sasturain en El domicilio de la aventura.

Los rasgos angulosos de Julio Luna resaltan en la oscuridad de esa secuencia de cuadritos maravillosa donde la llama de una vela es la única luz en la casa embrujada: el jubilado -y el lector- están en penumbras y ambos son salvados de la oscuridad por el detective Sherlock Time.

El innovador estilo de Oesterheld y Breccia comenzó a plasmarse en ese primer trabajo conjunto. Atmósferas fantasmagóricas, climas góticos y cuerpos tensionados a cargo del dibujante; valores como la amistad, el coraje, la lealtad desarrollados por el guionista.

Y sobre todo la muerte: Breccia se atrevió a darle trazo al abismo y Oesterheld a ponerle letra a lo impronunciable."Cansa tanto morirse. Y duele. Mucho", dice Mort Cinder, ese personaje que entra y sale del tiempo y de la vida. Un héroe imperfecto -como todos los del guionista- creado por la dupla en 1962, para Misterix.

Dibujante y guionista realizaron juntos, además, el breve y brillante policial duro Richard Long (donde Breccia aplica la técnica plástica del collage), una biografía del Che Guevara y las viñetas de Doctor Morgue, entre otros trabajos.

En 1957, Oesterheld publicó con Francisco Solano López la historia de El Eternauta: sobreviviente de una invasión extraterreste, Juan Salvo -un hombre de la clase media porteña- queda condenado a peregrinar eternamente por el tiempo.

Más de diez años después la revista Gente le encargó al guionista una segunda versión, que realizó con Breccia. La historieta fue levantada. No era el mundo entero el que se enfrentaba esta vez a los invasores: eran sólo los países latinoamericanos; las potencias habían pactado.

Con Oesterheld, la aventura dejó de ser una situación externa y fortuita. Más que a un enemigo, los personajes se enfrentan a ellos mismos, a sus conflictos internos, a sus propios dilemas éticos.

Breccia prestó su propia fisonomía al rostro del anticuario Ezra Winston -compañero de Mort Cinder- y trasladó los rasgos de Oesterheld al interlocutor de El Eternauta. Cómo este último, Oesterheld y Breccia están condenados a la eternidad.


Texto obtenido del diario Clarin

Nota publicada el Viernes 23 de julio de 1999