martes, 29 de diciembre de 2009

La historieta argentina

Historia

La historieta argentina comienza su historia a finales del siglo XIX, en la revista Caras y Caretas, donde aparecen los primeros relatos ilustrados y la inclusión de globos de diálogo en el dibujo. La historieta seguirá desarrollándose en el país hasta lograr el nivel más alto entre las décadas de 1940 y 1960, la llamada "Época Dorada". Luego de esta etapa la historieta nacional irá decayendo hasta llegar al punto de no existir ninguna publicación del género en la década de 1990 (exceptuando los autores que se autopublicaban). A partir de los años 2000 se ha intentado revalorizar el género, por medio de recopilaciones de viejas historietas. Un hecho significativo ha sido la vuelta a los kioscos de la mítica revista Fierro, que cuenta con los autores más reconocidos del país
Los inicios en la prensa satírica (1863-)


A finales del siglo XIX, un grupo de importantes ilustradores europeos (franceses y españoles principalmente) que se habían formado en la caricatura y la sátira empezarían a desarrollar su trabajo en las siguientes publicaciones de Buenos Aires:

* El Mosquito, un periódico dominical de características "satírico-burlescas", cuyo primer ejemplar salió el 24 de mayo de 1863 y el último, el 16 de julio de 1893. La parte gráfica, principal atractivo del periódico, consistía en caricaturas de los personajes y hechos del momento. Sus colaboradores más reconocidos fueron Meyer y Enrique Stein.
* Don Quijote del español Eduardo Sojo, publicada entre el 16 de agosto de 1884 y el 1 de noviembre de 1905, que se dedicaba a la publicación de humor político crítico y mordaz con el poder de la época, lo que acarreó presiones, secuestros de ejemplares y censura, e incluso Sojo fue encarcelado en algunas ocasiones. Entre las plumas de la revista se contaban el propio Sojo, Manuel Mayol y, ya hacia el final de la publicación, Manuel Redondo.
* PBT publicada desde el 24 de septiembre de 1904 por Eustaquio Pellicer albergó en sus páginas los trabajos de dibujantes como Manuel Mayol, José María Cao, Sanuy, Navarrete, Fortuny; y redactores como Bosco, Molina, Castro Rivera, Eusebi, entre otros.

Un nuevo lenguaje (1912-)


La revista Caras y Caretas fundada por Eustaquio Pellicer en 1898 y dirigida por Fray Mocho será la primera donde además de la sátira política se empiecen a ver relatos costumbristas. En 1912 se publica en ella la primera historieta que se hace eco de las novedades estadounidenses, pues incorpora personajes fijos, continuidad y globos de diálogo:[5] Se trató de la tira Viruta y Chicharrón,[1] cuyo autor es incierto.[6] Hay quien sostiene que al principio era realizada por un autor estadounidense, del cual no se conoce el nombre y luego sería continuada por Manuel Redondo, Juan Sanuy, o ambos;[7] y otros que asignan su autoría a Manuel Redondo,[8] e incluso otra versión afirma que los autores eran Manuel Redondo con la colaboración de Sanuy, siendo los personajes "la versión vernácula de SpareRibs and Gravy, dos personajes de Geo Mac Manus".[9] [10] Un año más tarde se publicó, también en Caras y Caretas, la historieta de Redondo llamada Sarrasqueta, la cual se mantuvo hasta la muerte del autor. Esto (la publicación de las tiras en Caras y Caretas) da a la historieta argentina una particularidad distintiva: en general, el cómic nace en las páginas de un periódico, mientras que en este caso aparece en una revista específica y representante del humor, gráfico y escrito.[6]

Ya en 1916 y en la revista El Hogar, aparecen Las Aventuras del Negro Raúl del argentino Arturo Lanteri. El personaje se caracterizaba por aspirar a una vida que su condición social no le permite alcanzar. Esta historieta no contaba con globos sino con textos, cuartetas rimadas, al pie del dibujo.[1]

También en este año, en la revista PBT, se publica Aventuras de un matrimonio aún sin bautizar, más tarde llamada Las Aventuras de Don Tallarín y Doña Tortuga, obra de Oscar Soldati, con un planteo técnico y temático sin precedentes en el país. En 1918 Mundo Argentino publicó Las aventuras de Tijerita, de Lanteri.[9]

Fundada en 1919 por Constancio Vigil, Billiken fue la primera revista infantil en incluir historietas. En sus páginas se pudieron (y pueden, porque aún se publica la revista) ver obras de Gastón Leroux, Fola, Vidal Dávila e historietas estadounidenses, siendo incluso la primera en publicar Superman.


La popularización de la historieta (1920-)

En esta década, precisamente en 1920, La Nación se convierte en el primer diario argentino en publicar historietas. La obra elegida fue Bringing Up Father de George McManus, traducida como Pequeñas delicias de la vida conyugal y sus protagonistas como Trifón y Sibebuta.
(De derecha a izquierda y de arriba hacia abajo): Colonese, Arístides Rechain, Ángel Borisoff, Ferroni, Videla, Ramón Columba, Valdivia, Eduardo Álvarez y Siulnas.

En la revista El Hogar y salida de la pluma de Lanteri, aparece en 1922 la exitosa Aventuras de Don Pancho Talero de la cual más tarde surgieron dos exitosos films basados en el personaje.[11] [12]

Es evidente el auge del medio teniendo en cuenta que casi toda revista de actualidad de la década contenía historietas. Se pueden mencionar en primer lugar a las revistas El Suplemento: Panitruco (dibujos de un debutante Dante Quinterno y guión de Leroy); La Novela Semanal: Página del Dólar (1923) (auspiciada por la marca de cigarrillos Dólar) y La Familia de Don Sofanor (1925) de Arístides Rechain, Andanzas y desventuras de Don Manolo Quaranta (1926), primer personaje creado por Dante Quinterno, La barra de Candelario de Gutiérrez y Pepinito y su novia de González Fossatt; Mundo Argentino: Anacleto (1924) de Lanteri , Firulete y Retacón (1924) de González Fossat y el primer éxito de Quinterno, Don Fermín (más tarde Don Fierro); Femenil: Pantaleón Carmona (1927) de Messa y Las hijas de Pastasciuta (1928) de Oscar Soldati.[9] [11] [13]

En 1922 nace Páginas de Columba, del dibujante argentino Ramón Columba, quién le dio lugar al desarrollo de artistas locales. Es en esta revista donde se publica Jimmy y su pupilo (1924) de Gónzalez Fossat, considerada la primera historieta deportiva y que además fue la precursora del clásico continuará, marcando así que la historia tenía continuidad en el número siguiente y no se trataba de historias aisladas.[12] De esta publicación en 1928 se desprende la primera revista que contenía únicamente historietas: El Tony.
Oscar Blotta.

Al notar que la publicación de Bringing Up Father tuvo éxito, los responsables del diario La Nación deciden incluir una segunda obra del género en 1926: Betty de Charles Voight.[9] El 26 de septiembre de 1928 aparece el primer número de El Tony (sucesora de Páginas de Columba).[6] Se trata de un semanario de 16 páginas, impreso a una tinta de color. El proyecto era publicar adaptaciones de famosas novelas de aventuras: tarea que recae, principalmente, sobre Raúl Roux.[14] El 19 de octubre hace su aparición uno de los personajes de mayor importancia en la historieta argentina: el indio Patoruzú. Lo hace como personaje secundario de la tira Las Aventuras de Don Gil Contento (previamente llamada Un porteño optimista)[9] publicada en Crítica que es levantada al poco tiempo y su autor, Dante Quinterno muda al diario La Razón.

En 1929, también en Crítica se publica una historieta de carácter serio: El Tigre de los Llanos, obra de Raúl Ramauge en la cual se narraba la vida de Facundo Quiroga recurriendo a grandes cuadros de textos, pero sin utilizar globos de diálogo.[9] Completan la serie de relatos argentinos realizados por este autor: La estancia del ombú, Marta Riquelme, Martín Fierro y Vida de Manuelita Rosas.[14]

Ya en los años 30, el diario La Opinión publica Ramona, una tira firmada por Lino Palacio (quien en 1934 publica Don Fulgencio en La Prensa) y Caras y Caretas presenta Las desventuras de Maneco de Linage, personaje de cierta popularidad en la época.[9]

El Diario Crítica se convierte en el primero en publicar un suplemento de historietas a color en el año 1931 y es para esa época el periódico de mayor tirada en habla hispana con 352.432 ejemplares.[14] Durante ese año el diario sufrió una clausura que sería levantada más tarde. El mismo año la tira Don Julián de Montepío, de Quinterno, es renombrada debido a la popularidad que obtiene un personaje secundario: Patoruzú, quién pasa a convertirse en la estrella de la publicación que toma su nombre en agosto.

En 1935, Quinterno muda nuevamente sus personajes, esta vez al diario El Mundo y funda al mismo tiempo el primer sindicato de historietistas del país: el Sindicato Dante Quinterno.

Un año más tarde, Quinterno saca a la venta una revista a la que nombra como su personaje más famoso, cuyo primer número se agotó el mismo día de su aparición.[6] Al comienzo incluye recopilaciones de las tiras aparecidas en El Mundo y luego comienzan a producirse nuevas, a su vez que la revista es completada por otras creaciones: Hernán, el Corsario de José Luis Salinas, Ventajita de Blotta y Juliá, María Luz de Battaglia, además de varios personajes creados por Eduardo Ferro (Bólido, Pandora, Tara Service, entre otros). Patoruzú, además, contaba con artículos que completaban la publicación.

El año 1937 vio el nacimiento de una nueva serie humorística en la revista ¡Aquí está!: Conventillo, obra de Héctor Torino. Esta tira cambió de nombre varias veces durante los cuarenta años de su existencia y contó con la aparición de un personaje reconocido popularmente: Don Nicola. Ese mismo año, salió a la luz una nueva revista: Pif Paf, que rompió con el modelo de historietas con extensas descripciones literarias de la acción (presente en El Tony) con un nuevo formato y distribución en página de las series.[11] [15]
La Época Dorada (1943-1960)

Para el teórico Oscar Masotta:
A mediados de los años cuarenta la publicación de tres revistas inicia una nueva era, una edad de oro que no se prolongará en cambio mucho más allá de la entrada de los años sesenta: Rico Tipo (1944), Patoruzito (1945) e Intervalo (Editorial Columba, 1945). Suben de inmediato las cifras de venta. Se crea entonces un sindicato argentino, Surameris, que asociado con la Editorial Abril será el encargado a comienzos de los años cincuenta de traer al país al grupo italiano de Pratt y Ongaro.[16]

Oscar de Majo agrega:
Pero, fundamentalmente, el inicio de la época de oro lo marca la aparición y consolidación de la historieta "seria", "adulta", que le valdrá el mote de "literatura dibujada", y que se apoya en la fundación, en 1945, de la revista Intervalo, también de Editorial Columba, que viene a llenar el "bache" y completa el espectro que se da con Billiken, para los chicos; Patoruzito, para los jóvenes, e Intervalo, para los adultos.[6]
Divito

Uno de los puntos de inflexión en la forma de hacer historietas que caracterizó a este periodo fue consecuencia de la urgencia por apurar la producción editorial, estandarizando las series. Este hecho fue el surgimiento de un nuevo rol: guionista, tarea que recayó en las manos de escritores, periodistas y redactores publicitarios, quiénes carecían de una técnica de los cómics: Vicente Barbieri, Isaac Aisenberg, Conrado Nalé Roxlo y Manuel Peyrou. Todavía no existía una conciencia de cómo podía estructurarse una relación entre guionista y dibujante. En parte esto se podía ver en el tamaño desmesurado de los bloques de texto que a veces llegaban a desplazar al dibujo a un segundo plano. Leonardo Wadel es, por el contrario, uno de los primeros guionistas que se despegan de esta concepción de la historieta como lenguaje subsidiario de otros géneros. Comenzó a publicar en 1936 la serie Kharú, el hombre misterioso con dibujos de de Carlos Clemen en la revista Mustafá.[17]

En el mes de noviembre de 1944 comenzó a publicarse una de las revistas que más repercursiones tuvieron en el medio gráfico: Rico Tipo. Su creador, Guillermo Divito, había sido hasta ese momento parte de la editorial de Dante Quinterno y decide convocar para este emprendimiento a Oski, Ianiro y Liotta. Los personajes de la revista, todos creación de Divito eran fieles reflejos de la sociedad de la época: El doctor merengue, las chicas, Fúlmine, Bómbolo y Falluteli, entre otros.

En esta época, se empiezan también a publicar historias de aventuras con un grafismo más realista. Es el caso de las series Kid, de Rio Grande (1942) de Alberto Breccia, y Miguel Strogoff y La Costa de Marfil (adaptaciones de la obra de Julio Verne y de Emilio Salgari, respectivamente), de José Luis Salinas.

El 13 de abril de 1945 aparece el primer número de una nueva revista de la Editorial Columba: Intervalo en la cual se publicaban historietas apoyadas en modelos literarios (principalmente el folletín), carentes de guión, siendo una mera reproducción textual o un resumen adornado con ilustraciones; el texto repetía lo que las imágenes ya mostraban, incluso sin utilizar el globo de los cómics, utilizando sólo epígrafes o largas tiradas de viñetas ocupadas sólo con palabras. Estas historietas, sin embargo, tuvieron un éxito tal que en 1951 junto a Intervalo comenzó a salir Intervalo Extra, dedicado exclusivamente a adaptaciones de la literatura universal.[6]

En octubre, Dante Quinterno saca a la luz un nuevo semanario de historietas: Patoruzito (incluía en sus páginas centrales la versión infantil de Pataoruzú, creada por Tulio Lovatto y Mirco Repetto), todas hechas por historietistas del país y con dos temáticas principales: acción y aventuras. Langostino de Eduardo Ferro, Rinkel de Lovatto, Ira implacable de Raúl Roux, el Gnomo Pimentón de Oscar Blotta, entre otras, eran las historietas de corte humorístico que componían la publicación. Dentro de la historieta seria destacaba Vito Nervio, al principio realizada por Augusto Cortinas (guiones) y Mirco Repetto (dibujos) y luego de 1946 por Leonardo Wadel y Alberto Breccia.[18]

Cesare Civita, por su parte, instala Editorial Abril en el país y lanza la revista Salgari en 1947, donde el personaje Misterix (de la dupla Ongaro-Campani) adquiere tanta popularidad, que en 1948 decide editar su propia revista, al principio conteniendo material de origen italiano para ir paulatinamente añadiendo obras de autores nacionales.
Años 1950


En julio de 1950 Abril lanza también la revista Cinemisterio, mientras que Columba publica el primer número de Fantasía, la pequeña revista de las grandes historietas cuyo subtítulo hace referencia al tamaño que tenía la revista, conocido como de bolsillo.

En 1951, precisamente en la revista Cinemisterio, publica su primer trabajo el que se convertiría en uno de los guionistas más importantes del país: Héctor Germán Oesterheld. Al mismo momento se suma otra editorial a la publicación de historietas con una revista mensual: Pimpinela (la mayoría de las revistas eran semanales). En ella destaca Duval y Gordon de Wadel y Vieytes. Al año siguiente se publica el que sería el primer éxito de Oesterheld: Bull Rocket, con dibujos de Paul Campani en la revista Misterix. Ya en 1953 comienza a publicarse en la misma revista otra de las obras más conocidas del guionista: Sargento Kirk, junto al dibujante italiano Hugo Pratt. En 1954 irrumpe en la escena una nueva revista de Códex: Gatitos, dedicada al público infantil y con la colaboración de Oesterheld. Ese mismo año, dentro de Pimpinela surge un suplemento, Sabú, dibujada por Carlos Roume y con guiones del prolífico guionista Leonardo Wadel.



En 1955, Oesterheld crea Editorial Frontera junto a su hermano Jorge. Publican versiones noveladas de Bull Rocket y Sargento Kirk. Dos años después salen las primeras revistas de la editorial: Frontera y Hora Cero que se publican mensualmente y tenían la característica de contener historias autoconclusivas. La mayoría de los guiones corren por cuenta de Oesterheld y cuenta con numerosos dibujantes. El 4 de septiembre aparece Hora Cero, Suplemento Semanal dedicada a las historias continuadas (Desde 2005 se festeja el Día de la Historieta los 4 de septiembre en honor a la publicación).[19] Es en esta revista que comienza a publicarse El Eternauta, clásico de la historieta argentina, con guión de Oesterheld y dibujos de Francisco Solano López.

Ese mismo año Columba saca una nueva revista: D'Artagnan y Landrú lanza su propia revista que llevara el nombre de uno de sus personajes: Tía Vicenta, dedicada al humor.

El fin de la década trae consigo el cierre de algunas editoriales y un cambio de concepción respecto a la importación de material extranjero, el cual ya no es tan requerido por el público lector de historietas. A partir de ese momento la producción pasa a ser local y afín a los gustos de una nueva generación de lectores.[20] Se producen entonces innovaciones que constituyen novedades en la articulación (o la oposición) entre dibujo y texto, o entre relato y secuencia gráfica.[21]


El lento declive (1961-1983)

En la década de 1960, el cómic argentino está signado por dos factores contrarios: por un lado esta época marca el inicio de una disminución en la producción de material y un debilitamiento en la industria. La aventura editorial (Editorial Frontera) de Oesterheld termina en 1963 con el número 77 de Hora Cero "Extra" y los derechos de sus personajes pasan a Editorial Ramírez. También sufren un impacto grandes editoriales como las que publicaban Misterix y Rico Tipo. Entre otros, los factores de la decadencia fueron:

* El ingreso al país, en forma masiva, de revistas mexicanas (principalmente de Editorial Novaro) a un precio mucho menor y mejor calidad.
* La invención de la televisión (este factor se da a nivel mundial), que se convirtió en la moda del momento y era gratis.
* La partida a Europa de los mejores dibujantes (donde tienen mayores oportunidades y mejor remuneración) repercute en un descenso en cuanto a calidad artística.[6]

Columba es la única editorial que subsiste a esta crisis manteniendo sus publicaciones tradicionales, pero sacrificando para ello la calidad de edición y espaciando la periodicidad de sus publicaciones: las semanales pasaron a ser quincenales o mensuales. También reemplazó las historietas continuadas por historias autoconclusivas.[6]

Por otro lado, y ya desde los últimos años de la década anterior la historieta argentina había comenzado un proceso de reformulación, de innovaciones formales, que fue proveyéndola de rasgos que le otorgaban una individualidad propia, diferente a otras tradiciones. De la mano de dibujantes como Alberto Breccia, Francisco Solano López, Hugo Pratt, Daniel Haupt y Gustavo Trigo se introduce un expresionismo que se manifiesta, entre otros rasgos, en el cultivo sincopado de los contrastes de tono; en la línea escueta; en la definción de tipos faciales y corporales extremos; en la instalación permamente de detalles que remiten a lo terrible o lo grotesco. Pero estos rasgos no componen un estilo, una novedad (el expresionismo estaba presente en la historieta mundial desde hacía tiempo: Krazy Kat, The Spirit, Dick Tracy). La innovación argentina consistió en la articulación de ese estilo de dibujo con narraciones novelísticas, aventuras que suponían motivaciones psicológicas complejas. El principal guionista de este momento y quién sentó las bases de la nueva forma de narrar fue Héctor Germán Oesterheld.[22] Entre 1962 y 1964, Oesterheld, junto a Alberto Breccia forman una dupla de innovadores para crear uno de los personajes más reconocidos del cómic argentino: Mort Cinder (publicado en Misterix), un sujeto que muere y resucita constantemente.

Es también en esta década que surgirá otro de los íconos historietísticos argentinos: Mafalda, de Quino.[23] Esta tira, que fuera pensada para la publicidad de una línea de electrodomésticos, hace su debut en las páginas de Primera Plana el 29 de septiembre de 1964. En 1965, por diferencias con los editores, Quino traslada a su tira hacia el diario El Mundo, de gran circulación a nivel nacional. Un año después Mafalda se multiplica en diarios de todo el país y también de Uruguay y hacia fin de año se publica el primer libro recopilatorio, agotado en dos días. [23] En 1968, tras el cierre de El Mundo, reaparece en Siete Días y es también publicada en Italia. Para 1971 la tira ya es traducida en nuemerosos idiomas: portugués, inglés, alemán, danés, sueco y flamenco. Dos años después, el 25 de julio se publica la última tira, por decisión irrevocable de su propio autor. Luego de ésto sólo aparecerán dibujos ocasionales (por ejemplo, los que Quino hizo para la campaña de Declaración de los Derechos del Niño que organizó UNICEF en 1977)[23]
Mural de El Eternauta en la línea B de subtes. Imagen tomada de la versión de Oesterheld-Breccia.

En 1966 hizo su debut un historietista, aunque paraguayo, de gran trayectoria en la Argentina: Robin Wood. Lo hace en la revista D'Artagnan junto al dibujante Lucho Olivera con una historieta llamada Aquí la retirada. Un año después, la misma dupla publica el primer episodio de su exitosa obra, Nippur de Lagash.

En octubre de 1968, en consonancia con la nueva conciencia del medio a nivel mundial, el Instituto Di Tella de Buenos Aires organizó la Primera Bienal Mundial de la Historieta, con representación de los países con mayor tradición historietística a nivel mundial: Argentina, Estados Unidos, Brasil, Japón, Italia, Francia, Inglaterra y España.[24] La muestra puso en la escena internacional a los artistas argentinos e hizo que fueran conocidos en círculos ajenos a la historieta. Además, apareció la revista LD (Literatura Dibujada), fundada por Oscar Masotta. Aunque de corta duración (3 números entre noviembre de 1968 y enero de 1969) respresntó la primera revista en publicar ensayos, comentarios y crítica sobre historieta.[25]

También ese año Oesterheld y Alberto Breccia vuelven a colaborar, esta vez sumando al hijo del segundo: Enrique. Juntos crean Che, la vida del Che Guevara, para la editorial Jorge Álvarez. Sin embargo, el gobierno censura la obra y suspende la circulación, secuestrando los originales.

En 1969, en la revista Gente Oesterheld y Alberto Breccia realizan una segunda versión de El Eternauta. Sin embargo, los editores del semanario no están muy conformes con la historieta y deciden dejar de publicarla, obligando así a que Oesterheld resumiera el argumento para darle un fin.



Años 1970


En el año 1972 aparece en la ciudad de Córdoba una publicación dedicada al humor: Hortensia. Con un inicio localista, la revista tendría repercusión a nivel nacional. El mismo año, el 1 de noviembre, se comienza a publicar Satiricón, también dedicada al humor.

En 1973, el Diario Clarín decide hacer una renovación en su contratapa contratando jóvenes autores como Caloi, Crist, Sendra. El mismo año, un 25 de junio llega a su fin una de las tiras argentinas más reconocidas en el mundo, Mafalda.

Un año más tarde hace su aparición una nueva revista dedicada íntegramente al género, Skorpio, propiedad de Ediciones Récord. La revista tuvo como colaboradores a gran parte de los artistas más reconocidos del país.

En el mes de octubre el gobierno de María Estela Martínez de Perón clausura la revista Satiricón. Los editores recurren a la justicia y mientras tanto sacan una nueva revista, de tono más moderado que su predecesora: Chaupinela.

En julio de 1975 se publica la primera tira de El loco Chávez, guionada por Carlos Trillo y dibujos de Horacio Altuna en el diario Clarín. Rápidamente se transforma en popular.

En diciembre de 1976, ya bajo la órbita del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional comienza a publicarse El Eternauta II en la revista Skorpio con Héctor Germán Oesterheld en guión y Francisco Solano López en dibujo. Oesterheld ya participaba en la organización guerrillera Montoneros, lo que se ve reflejado en el carácter panfletario de la historieta a diferencia de la obra original. El guión lo terminó de escribir en la clandestinidad.

El 27 de abril de 1977 es secuestrado Héctor Germán Oesterheld por fuerzas de la dictadura. Se presume que un año después fue asesinado. El 30 de abril de ese mismo año salió el último número de la revista Patoruzú.
Carlos Trillo

En junio del año 1978 sale a la venta una nueva revista Humor que pretendía ser una voz de opinión diferente dentro de un panorama de censura por parte del gobierno del país. Al frente del emprendimiento se encontraba Andrés Cascioli con Ediciones de la Urraca.

Un año después se comienza a publicar Las puertitas del Sr. López en El Péndulo, la cual más tarde recayó en Humor. Editorial Columba lanza una nueva publicación Nippur Magnum, nuevo hogar del popular Nippur de Lagash y otros personajes como Dennis Martin, la revista mantuvo el formato de las otras revistas de la editorial.

En 1980, Clarín se convierte en el primer diario en publicar sólo producción nacional al reemplazar la tira estadounidense Mutt y Jeff con Teodoro y Cía.
La historieta sobreviviente(1984-)
José Muñoz y Carlos Sampayo

El mes de septiembre de 1984 ve el nacimiento de una nueva revista íntegramente dedicada a la historieta que revolucionará el mercado: Fierro, publicada por Ediciones de la Urraca.

En octubre de 1989 se comienza a publicar Comic Magazine, la primera revista profesional especializada en historietas. Tuvo una aparición irregular y no llegó nunca a instalarse, pero ocupó un lugar vacante que luego llenarían otras publicaciones, la cobertura de la historieta como género y temas relacionados con ella, como el cine y la televisión.

Con el dólar barato la historieta extranjera se hace accesible. Los superhéroes norteamericanos y más tarde el manga, inundan el mercado. Las ediciones importadas son más lujosas que las nacionales, y en relación más baratas. Al cómic argentino cada vez se le hace más difícil sobrevivir en el mercado.

En diciembre de 1992 ocurren dos hechos, ambos en Ediciones de la Urraca, que marcan el decaimiento del interés por la historieta autóctona. Luego de 100 números la revista Fierro deja de publicarse. Al mismo tiempo se lanza Cazador, en su propia revista en formato de comic-book. Las revistas de antologías dan lugar a los comic-book, formato predominante proveniente de la industria norteamericana, en el que se editará casi todo lo que se haga en Argentina.

En mayo de 1994 aparece el primer número de Comiqueando, revista especializada en el medio.

En enero de 1996 sale el último número de Skorpio. Sobreviven por algún tiempo más las revistas de Columba, que cada vez reciclan más el material ya publicado. Entre el 7 y 10 de noviembre se llevó a cabo Fantabaires, la 1º Convención de Historietas, Humor Gráfico, Ciencia Ficción y Terror.

En el 2000 el diario Clarín incluyó El Eternauta en su colección La Biblioteca Argentina / Serie Clásicos. Figuraba con el número 24 junto a obras como Martín Fierro y autores como Borges, Sábato o Cortázar. De esta manera la obra de Oesterheld y Solano López en particular y la historieta en general reciben un importante reconocimiento al ser ubicadas junto a lo más importante de la literatura argentina.

Un año después cierra Columba. A mediados del año anterior había cancelado todos los títulos que publicaba desde hacía décadas. Intentando adaptarse a las nuevas tendencias lanzó una serie de comic-books con algunos de sus personajes más conocidos, sin embargo, la poca venta obliga a levantar las publicaciones y en mayo salen los últimos números. Cierra así la editorial que por más tiempo publicó historietas en el país.

En el año 2006, el Museo de Bellas Artes de Chile, le rinde homenaje a la Historieta Argentina, que influyó y fue pionera en toda America Latina, realizando tres muestras de ella en Santiago de Chile. El Museo del Dibujo y la Ilustración de Buenos Aires, envía un importante material para las exhibiciones, que tuvieron gran repercusión en el público y en la prensa y medios culturales en general.

En el año 2007, José Muñoz, dibujante que se inicia realizando los fondos de El Eternauta, ganó el Gran Premio de la ciudad de Angouléme, Francia. Este galardón le dió derecho a presidir el Festival 2008 y en el organizó una muestra de homenaje a la Historieta Argentina. Dicha muestra fue curada por el editor Giustiniano Zuccato y estuvo expuesta en el Musee de la Band Desinee entre los meses de enero y agosto de 2008. Esta muestra contó con el aporte del Museo del Dibujo y la Ilustración de Buenos Aires, el cual envió 80 originales de los artistas mas importantes de la Argentina.

lunes, 30 de noviembre de 2009

DISTOPIA - ANTIUTOPIA






Distopía

Una distopía[1] es una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal. El término fue acuñado como antónimo de utopía y se usa principalmente para hacer referencia a una sociedad ficticia (frecuentemente emplazada en el futuro cercano) en donde las tendencias sociales se llevan a extremos apocalípticos.


Etimología

De acuerdo al Oxford English Dictionary, el término fue acuñado a fines del siglo XIX por John Stuart Mill, quien también empleaba el sinónimo creado por Bentham, cacotopía, al mismo tiempo. Ambas palabras se basaron en el término utopía, acuñada por Tomás Moro como ou-topía o lugar que no existe, normalmente descrito en términos de una sociedad perfecta o ideal. De ahí, entonces, se deriva distopía, como una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal. Comúnmente, la diferencia entre utopía y distopía depende del punto de vista del autor de la obra o, en algunos casos, de la recepción del propio lector, que juzgue el contexto descrito como deseable o indeseable.

Temática y uso

Los textos basados en distopías surgen como obras de advertencia, o como sátiras, que muestran las tendencias actuales extrapoladas en finales apocalípticos. Las utopías, en cambio, no se basan en la sociedad actual, sino que transcurren en una época y un lugar remotos, o indeterminados, o luego de una ruptura de la continuidad histórica (por ejemplo, las obras de H.G. Wells).

Las distopías guardan mucha relación con la época y el contexto socio-político en que se conciben. Por ejemplo, algunas distopías de la primera mitad del siglo XX advertían de los peligros del socialismo de Estado, de la mediocridad generalizada, del control social, de la evolución de las democracias liberales hacia sociedades totalitarias, del consumismo y el aislamiento (Nosotros, 1984, Un mundo feliz). Otras más recientes son obras de ciencia ficción ambientadas en un futuro cercano y etiquetadas como ciberpunk, que utilizan una ambientación distópica en que el mundo se encuentra coercitivamente dominado por las grandes transnacionales capitalistas con altos grados de sofisticación tecnológica y carácter represivo.

Otras distopías son presentadas como utopías en su visión superficial, pero a medida que los personajes se adentran en la misma descubren que el aparente mundo utópico mantiene ocultas características propias de las distopías que resultan indispensables para su funcionamiento. Estas distopías suelen estar pensadas para advertir sobre los riesgos de la manipulación mediática o política.





Anexo:Distopías en obras culturales

Distopías en la literatura

Distopías en el cine








Distopías en los videojuegos

sábado, 28 de marzo de 2009

JAZZ BAHIENSE???



nota extraida del blog el delfin verde (http://eldelfinverde.com.ar/?p=181)


Rayes al Sur, Max Roach criollo?

September 17th, 2008 by

Nestor Rayes, 63 años, gruñon, bopero, escuchador de bateristas y batero él mismo, tiene una dilatada carrera en el campo de la música, en Punta Alta, su ciudad natal y Bahía Blanca, su ciudad de adopción. Antonia, su esforzada esposa, le dió cariño, paciencia y tres hijos, músicos también (en algún momento tocaron todos juntos) aficionados. Néstor se define también aficionado pero a la hora de tocar es un profesional. Dirige (aunque el término lo le guste) una de las pocas (atrevida aseveración que corre por mi cuenta) orquesta de swing estable, del mundo. 17 músicos en escena, con crooner (cantante) y director de orquesta. Cuando no está con la orquesta toca la batería acompañando a Bill Evans (en grabaciones) y otros músicos en vivo.El trío es lo que mejor le sienta y el actual se llama, en honor a su nieto, Facus Trío, con Fernando Balestra al piano y Federico García del Cerro en bajo. En una actuación en el teatro municipal de Bahía Blanca, grabó un cd con el agregado de Jimmy Schocron en flauta y el inefable Raúl Soto en saxo tenor. Los temas son Stolen Moments, Nardis, Funkalero, If Where a Bell, I Remember Clifford, Mourn And Sand, You and The Night and the Music, Lady Bird, Meaning of The Blues y I Mean You. El trío suena muy bien y debajo hay una prueba de ello. El pianista (joven) es un ecléctico que escucha desde Jarrett hasta Tyner, pasando por Taylor (Cecil) y Stanley Cowell. De formación clásica, tiene alma jazzera. Federico García del Cerro es un brillante bajista, creo que toca el eléctrico de cómodo nomás, pero toca el acústico también. Nestor Rayes de quien hice una breve reseña mas arriba, mereció haber nacido mas al norte y toca la batería en trío, en orquesta y en general en toda ocasión que el jazz requiera.

de izquierda a derecha:
Fernando Balestra, Nestor Rayes y Federico García del Cerro

Bienvenido al jazz en Bahía Blanca



link de descarga del citado cd

http://www.megaupload.com/?d=9XJ3PHDX

lunes, 23 de marzo de 2009

TRIO FACUS - sala Payro 19/3/09

Trío Facus y Raúl Soto: Jazz de “alto vuelo” en la Bahía

Bahianoticias - Por Silvia Paglioni. Ayer, en la sala Payró del Teatro Municipal brindaron un recital de Jazz moderno de “alto vuelo”, el Trío Facus, contando como músico invitado al saxofonista y clarinetista Raúl Soto. Interpretaron temas de Bill Evans, Keith Jarret, Bud Powel, Wayne Shorter, John Coltrane y otros grandes creadores del Jazz Moderno y además le rindieron un homenaje al gran trompetista Clifford Brown. El Trío Facus está integrado por Fernando Balestra en piano, Federico García del Cerro en bajo y Néstor Rayes en batería. Creo que la mejor definición que puedo brindar sobre lo vivenciado la brindó Raúl Soto, en un reportaje que le hiciera: “La música acaricia el alma, genera alegría y tristeza. Es la que une al músico con el público en el sentir”. Eso es lo que generaron anoche. He tenido la oportunidad de percibir a cuatro fabulosos intérpretes que expresan la vida, las emociones y los sentimientos a través del Jazz, siendo el piano, la batería, el bajo, el saxo y el clarinete las herramientas que utilizan para hacernos soñar y unirnos con ellos. Hubieron dos situaciones que bien definen la calidad, el respeto y el amor de estos músicos hacia su oficio.

En un momento me encontaba conmovida por la interpretación en piano de Fernando Balestra en el homenaje que le realizaron a Brown. No pudiendo contener las palabras, le comento a Raúl Soto: “Que maravilla de pianista…” y el me responde…”ahora no… después…” Me quedo observándolo y me encuentro con un músico con los ojos cerrados, totalmente compenetrado, sintiendo y expresando con su cuerpo como absorvía la música que estaba en el aire. Cuando finalizó la interpretación, me dice: “Es fabuloso Fernando…” La otra actitud para destacar: Las miradas entre ellos en ciertos pasajes. La mirada de Fernando buscaba la mirada de Federico, y esta la de Nestor, mientras sus cuerpos expresaban lo que sentían… placer, y se aprobaban moviendo con suavidad sus cabezas, como diciendo: “correcta conjunción” de ritmo y melodía. Son un equipo en verdad, son buscadores del equilibrio perfecto y de la armonía, lo cual nos habla de un gran Amor por lo que hacen y un enorme respeto hacia el público. Esta no es una música “popular” por lo cual agracedecemos y sorprendemos mucho cuando viene tanta gente a escucharnos”, dijo Néstor Rayes. El Trío Facus logró que la sala Payró entrara en el túnel del tiempo y pudieramos experienciar que estabamos disfrutando de estupendo recital de Jazz en un ‘tea rooms’ de los años 50 en Nueva Orleans.

Mención especial y homenaje al trompetista y compositor estadounidense de jazz Clifford Brown.

bahiamusicaycafe-0271 Con una interpretación emotiva y brillante de Fernando Balestra en piano, de la balada “I Remember Clifford”, le rindieron un homenaje a Clifford Brown quien nació un 30 de octubre de 1930 en Pennsylvania, y murió un 26 de junio de 1956 en un accidente de tráfico a los 25 años. Comenzó a tocar la trompeta a los 15 años y hacia 1948 ya estaba tocando de forma habitual en Filadelfia.

Fue una figura destacable del bebop y del hardbop, que son estilos musicales del jazz que se desarrollaron en la década de los cuarenta y
ciencuenta del siglo XX.

Clifford Brown se carecterizó por las improvisaciones, por ser inventivo tanto en las baladas melódicas como en el jam sessions y por transmitir una gran emotividad. Fue también creador de muchas obras que se han convertido en estándares de jazz moderno. Su último tema “I don´t stand a ghost of a chance with you”, fue editado por el sello Emarcy Argentina con el nombre “Sé que no tengo chance contigo”

¿Sabías que?

El género se desarrolló en embrión a partir de las tradiciones de África occidental, Europa y Norteamérica que hallaron su crisol entre la comunidad afroamericana asentada en el sur de Estados Unidos. Los pioneros del jazz fueron King Oliver, Freddie Keppard, Louis Armstrong, Jelly Roll Morton, Sidney Bechet y Buddy Bolden.

Geográficamente, el jazz surge en el estado de Luisiana, concretamente en la zona de influencia de Nueva Orleans (cuna del estilo musical y principal centro jazzístico durante la primera época del jazz), a donde llegaban grandes remesas de esclavos de color, fundamentalmente de la zona occidental de África.

bahiamusicaycafe-034 Las formas iniciales del jazz, con sus raíces populares y humildes, fueron básicamente el producto de músicos autodidactas. La palabra jazz, referida a un género musical, aparece escrita por primera vez el 6 de marzo de 1913 en el periódico San Francisco Bulletin, cuando, al reseñar el tipo de música ejecutada por una orquesta del ejército, señaló que sus integrantes entrenaban a ritmo de ragtime y jazz.

En estos primeros años, la forma del nombre oscila entre jaz, jas, jass, jasz o jascz, y, según Walter Kingsley, colaborador del New York Sun, “el término es de origen africano, común en la Costa del Oro africana y en las tierras del interior”. No obstante, puede que fuese un término originario del minstrel o del vodevil, o incluso del mundo árabe. Varios autores han subrayado también su relación con el acto sexual en el argot norteamericano.

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Esta no es una música “popular” por lo cual agracedecemos y sorprendemos mucho cuando viene tanta gente a escucharnos”, Néstor Rayes, baterista del Trío Facus.

El primer disco en el que apareció la palabra jazz como definidora de la música en él contenida lo grabó la Original Dixieland Band en enero de 1917 en Nueva York; durante ese año, además, se popularizaría el término, que probablemente había sido ya de uso común en la lengua oral entre 1913 y 1915. (Wikipedia)


sábado, 21 de marzo de 2009

CHA CHA CHA





http://www.youtube.com/watch?v=cfXXR8Hu3Us&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=cv7Nh3xlrJc&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=Z9sYUmzliE8&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=sW-HaZTsduk&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=NoHjNQkCw14&NR=1

http://www.youtube.com/watch?v=z4HdZyMmf60&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=YKrkLvsdwog&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=61Z_5hn8bP0&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=ABMcMRWdwa8&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=UGYUP8vH5BA&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=35xTzKsLuwQ

http://www.youtube.com/watch?v=6xGEybxHMSc&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=wlpv6myBC24&feature=related

sábado, 24 de enero de 2009

Federico Fellini



Federico Fellini
(Rímini, 20 de enero de 1920 - Roma, 31 de octubre de 1993) fue un director de cine y guionista italiano.

Carrera

Después de colaborar en los guiones de varios films de Roberto Rossellini: Roma, cittá aperta ("Roma, ciudad abierta", 1945), Paisá1946) y L´amore ("El amor", 1948); y debutar en la dirección junto a Alberto Lattuada con Luces de variedades en 1950, su primera película en solitario como realizador fue Lo Sceicco Bianco ("El jeque blanco", 1951) protagonizada por el cómico Alberto Sordi y escrita por Michelangelo Antonioni y Ennio Flaiano. Durante el rodaje de esta comedia entre satírica y burlesca con ecos del omnipresente neorrealismo de la época, Fellini conoció a Nino Rota, el músico que lo seguiría por el resto de su carrera. ("Camarada",

Además de dirigir y escribir películas, en sus inicios también escribió guiones para la radio y secuencias cómicas para actores conocidos como Aldo Fabrizi. Fellini también produjo varios dibujos (principalmente en lápiz sobre papel), a menudo retratos cómicos, siendo así como el joven Fellini conoció el cine: su primer éxito fue como dibujante publicitario para películas.

Avanguardista durante el Fascismo, sus primeras obras fueron para la Alleanza Cinematográfica Italiana (ACI), una compañía productora de Vittorio Mussolini, hijo de Benito Mussolini, a través del cual conoció a Roberto Rossellini.

En 1944, tras la caída del Fascismo en una Roma apenas liberada de las tropas armadas, abrió una tienda de retratos y caricaturas, "The Funny Face Shop". El mismo año comenzó su contribución a la película más emblemática del cine italiano de posguerra: Roma Città ApertaAlberto Lattuada ("Sin piedad", "El molino del Po"), Pietro Germi (En nombre de la ley", "La ciudad se defiende") y Luigi Comencini. ("Roma ciudad abierta"). Fellini también escribió guiones para otros directores reconocidos como

La actriz Giulietta Masina con quien Fellini se había casado en 1943, se convirtió en su musa absoluta y en el personaje físico y sobre todo emocional que fascinó al público de medio mundo en títulos dorados del cine italiano como Almas sin conciencia, Las Noches de Cabiria, La Strada, Giulietta de los espíritus o Ginger y Fred. Otro actor que aparece constantemente en sus filmes es Marcello Mastroianni, quien estudiaba el arte de la actuación en la misma escuela que Massina, y que fue gran amigo del director. De hecho, Mastroianni aparece en algunas de sus películas más importantes, siempre interpretando el papel principal (entre ellas La Dolce Vita y Ocho y medio). Fellini trabajó también con actores como Anita Ekberg, a quien lanzó a la fama, Sandra Milo, los ya citados Sordi y Fabrizi, Anouk Aimée, Claudia Cardinale, Richard Basehart, Sylva Koscina, Freddie Jones o Roberto Benigni.

Los guionistas con los que siempre trabajó (Bernardo Zapponni por ejemplo), lograron encontrar el modo de aunar diálogos y estructuras a la plasticidad, expresividad y enorme personalidad cinematográfica de Fellini (presente en la narrativa, encuadres, temáticas sobre lo onírico, el patetismo, la crueldad, la felicidad, la desolación, lo diferente, lo extravagante, la provocación, el humor, la farándula, lo mediterráneo...), y todo ello llega a desbordar rabiosamente la gran mayoría de sus películas.

Hay tres momentos en la filmografía de este director: Sus inicios, en constante coqueteo con la corriente neorrealista predominante en el cine italiano de los 40 y 50, y en aras de encontrar un estilo propio que le definiera como creador (de "El jeque blanco" a "Almas sin conciencia" pasando por la estupenda "Los inútiles" (I vitelloni, 1953); la resonancia internacional y conquista de las taquillas de todo el mundo, Oscars incluidos ("La strada", "Las noches de Cabiria", "La dolce vita", "Julietta de los espíritus, "El Satiricón", "Casanova" y "Amarcord"); y la época de madurez, marcada por su distanciamiento con la crítica y por su pérdida de rentabilidad masiva de cara al mercado coincidiendo con dos acontecimientos clave: al final de la supremacía de los grandes estudios estadounidenses y europeos, y el relevo generacional tan rupturista como radical que se produce en los primeros años 70 en medio mundo se une ahora el auge de la TV como motor del ocio diario de la gran mayoría del público, acompañada de la fabricación de un nuevo invento que cambia el concepto de la industria del cine predominante hasta entonces: el vídeo doméstico.

También ahora, la superación del cine de estructura clásica perjudica la carrera del cineasta ya que, paradójicamente, es ahora cuando el maestro italiano se vuelve -al menos aparentemente- más convencional en sus propuestas y, no nos engañemos, su cine <> en aras de las nuevas corrientes del cine del viejo continente (el thriller de Jean Pierre Melville, el clasicismo filosófico de François Truffaut, el compromiso político de Pier Paolo Pasolini, las innovaciones estéticas y formales de Bernardo Bertolucci, el lirismo poético y metafísico de Andrei Tarkovski, el auge de los nuevos y jóvenes creadores (Rainer Werner Fassbinder, Wim Wenders, Carlos Saura, Ken Russell, Vilgot Sjöman, Hristo Popov). Sin embargo es, en este momento, cuando Fellini se vuelca en hacer obras más pequeñas y personales, con menor presupuesto pero de encomiable envergadura artística, ya que esta crísis profesional no resta valía a los proyectos que va rodando y estrenando y, ciertamente, cualquier cinéfilo recuerda vivamente I clown ("Los clowns", 1970); Roma de Fellini ("Roma", 1972); Ensayo de orquesta1979) o E la nave va ("Y la nave va", 1983). (

Filmografía / Como director

  • Lo sceicco bianco El Sheik / El jeque blanco (1951), fue su debut oficial y en ella aparece Giulietta Massina en un pequeño papel junto a Alberto Sordi. En ella se perciben algunas características luego reconocibles en el director: el tratamiento de la gran urbe de Roma como espectáculo en sí mismo, la contención expresiva de los actores, etc.
  • I vitelloni (Los inútiles) (1953), segunda comedia de Fellini, esta vez con Sordi y Aldo Fabrizi, convertida hoy dia en todo un clásico del cine italiano. Feroz sátira contra la amoralidad de la vida social de la Italia de entonces, se interna en el patetismo y la acidez que más caracterizarán la posterior filmografía del director.
  • L'amore in città (Amor en la ciudad) (1953) - episodio Una agenzia matrimoniale. En este excelente film de episodios que fluctuan entre el drama y la comedia compartió dirección con Rossellini, y contó con Ugo Tognazzi y Antonio Cifariello, entre otros actores.
  • Il bidone (Alma sin conciencia/El Cuentero) (1955). Sin ser un drama negro plenamente neorrealista, sí incluye secuencias propias de esta corriente. En el film, Richard Basehart y Giulietta Massina sobresalen junto a Franco Fabrizi del resto del reparto, y la maestría con que Fellini va abordando cada película se hace palpable para crítica y público.
  • Le notti di Cabiria (Las noches de Cabiria) (1957). Segundo gran éxito de su director tras "La strada", y segunda obra capital de su carrera. La historia de una prostituta y sus anhelos está servida con una realización y una puesta en escena que rayan la perfección técnica, amén de un guión magníficamente trazado, que hacen de éste uno de los títulos más señeros del genial Fellini. François Perier y la Massina brillan en un film único. Como curiosidad, señalar que otro grande el cine con un universo propio (Bob Fosse) rodó un remake en Hollywood de este film en clave musical de considerable éxito ("Noches en la ciudad", 1968) con Shirley MacLaine, John McMartin y Ricardo Montalbán.
  • La Dolce Vita (íd.) (1960). La película por excelencia de su director, de cara al gran público, y uno de los títulos más famosos del cine europeo de los 60. Mastroianni como maestro de ceremonias de la alta sociedad romana, en su labor de cronista de sociedad, y la disección que hace Fellini de toda una época, aparte de la conocidísima escena de Anita Ekberg en la Fontana di Trevi han hecho que la cinta adquiera la categoría de mítica. También en el reparto, convence la siempre desaprovechada Yvonne Furneaux.
  • Boccaccio '70 (1962) - episodio Le tentazioni del dottor Antonio. En esta película de cuatro episodios, homenajeando las historias de Giovanni Boccaccio, trabajó con otros dos impecables cineastas del cine italiano: Vittorio de Sica y Mario Monnicelli, y volvió a dirigir a su amada Anita Ekberg en su primera propuesta rodada en color.
  • otto e mezzo (8 ½) (1963). Para muchos, su mejor film. Las vicisitudes del rodaje de una película y la desintegración personal del director (magistralmente interpretado por Mastroianni) sirvieron a Fellini para saldar cuentas consigo mismo y con la industria, y para establecer las bases definitivas de su estilo (que ya no abandonará ninguna de sus películas posteriores). Recientemente ha sido elegida como una de las 10 mejores películas italianas de todos los tiempos -junto a por ejemplo, la célebre "Cabiria" de 1914 dirigida por Giovanni Pastrone-.
  • Giulietta degli spiriti (Giulietta de los espíritus / Julieta de los espíritus) (1965). Sorprendió a la crítica de entonces por el uso del color como elemento expresivo y simbólico -que luego también usaron Ingmar Bergman en "La pasión de Anna" (1969 o R. W. Fassbinder en "Brehmer Frerit" (1974)-. La película contiene una de las mejores interpretaciones de Giulietta Masina -si no la mejor-, en un papel escrito expresamente para ella donde la actriz logra dotar de una amalgama de matices mucho más rica que hasta la fecha a su muy felliniano y eterno personaje de mujer frágil y desamparado frente a un mundo abigarrado, dentro de un guión sencillamente maravilloso, que rindió a los pies del realizador a los críticos de medio mundo. En esta cinta, de menor acogida comercial que sus antecesoras, comienza a introducirse un cripticismo moderado que se hará totalmente patente en el barroquismo de su "Casanova" (1974).
  • Satyricon (Fellini Satyricon) (1969), fue seguramente su mayor triunfo a nivel personal junto a "Amarcord" y a su versión de "Casanova". Todos los egos, genialidades, obsesiones, filosofías y demás cualidades del director están presentes en esta obra, que sigue la célebre obra homónima de Petronio. Metalenguajes e intertextualidad (ahora tan de moda en literatura, ciencias sociales, etc) se dan la mano en un film barroco, visualmente espléndido y muy placentero de ver para todo admirador de una verdadera obra de arte.
  • I Clowns (1971). Pequeña, sensible y conmovedora cinta que, sin aportar excesivas novedades a la carrera de Fellini, trasluce el amor del cineasta por el mundo circense y por lo que representa para él.
  • Fellini Roma (Roma) (1972). Excesiva, prolija, repetitiva, y sin embargo un nuevo y lúcido ejercicio de representación simbólica, en este caso en homenaje a una ciudad y sus gentes, un modo de entender la vida, etc. Sociológicamente interesante, Antropología Cultural incluida, la película desborda su argumento.
  • Amarcord (1973). Probablemente el último film de Fellini de relevancia internacional, Oscar a la mejor película extranjera incluido. El mundo de su infancia, la familia, la clase obrera, la miseria y la mentalidad de la "Italia profunda" (en el buen sentido) se conjugan excepcionalmente en una disertación viva, alegre y colorista, con mucho sentido del humor (el humor felliniano) y el deleite narrativo del que hacía gala.
  • Casanova (1976). Uno de los hitos en la carrera del realizador. Ambiciosa y arriesgada, pese a contener todo el universo de su creador, adapta de forma libre las célebres memorias del conquistador italiano Giacomo Casanova. Pese a que su éxito en taquilla no fue tal, la cinta desborda cine y sabiduría por los cuatro costados, tiene un considerable derroche de fantasía y quizá ilustra mejor que ninguna otra las obsesiones del gran cineasta sobre la vida y la muerte. Imprescindible.
  • Prova d'orchestra (Ensayo de orquesta) (1978). Poco conocido pero excelente film agridulce, que anticipa la infinita nostalgia-melancolía-filosofía vital que enmarca "Ginger y Fred". Estimable de verdad.
  • La città delle donne (La ciudad de las mujeres) (1980). Resultó ser su última colaboración con Marcello Mastroianni como protagonista absoluto, y permanece como uno de los mejores trabajos del cineasta. Se ha escrito mucho sobre la figura femenina en el cine de este director, y no siempre se ha entendido la relación de amor-admiración-misoginia-crueldad tan intensa del gran Federico con ésta. Inolvidables interpretaciones (Mastroianni, Ekberg, Ettore Manni.
  • E la nave va (Y la nave va) (1983). Ópera, cine de época, toques de surrealismo simbólico y vanguardia visual se entremezclan en la penúltima película del realizador que gozaron los espectadores de cine. Quizá no sea la mejor película de su director, pero revisándola hoy en día, uno percibe la serenidad con la que Fellini convivió durante sus últimos años de vida.
  • Intervista (Entrevista) (1987). Film documental donde se habla de Fellini y sus películas por gentes que trabajaron con él. Tiene su aquél, pero no es ninguna joya del cine documental.

Como guionista